viernes, 4 de julio de 2008

ESTIGMAS

4-7-2008

Este fenómeno es muy habitual en almas entregadas a Dios. En la historia del cristianismo tenemos muchísimos casos, empezando por San Pablo, y continuando con San Francisco, Santa Teresa de Ávila, recientemente el Padre Pío y tantísimas almas elegidas por Jesucristo, para padecer las cinco llagas de su crucifixión.
Jesús elige almas sencillas, les pide su consentimiento y si aceptan, las une a su Pasión. A estas almas les acompaña hechos sobrenaturales: Visiones, Bilocaciones, Don de lenguas, predicciones, etc.
Luz Amparo Cuevas, ha sido otra alma más a unir a este gran grupo de elegidos. Cuando ella menos lo esperaba comienzan los estigmas y los dolores. Sorprendida, oye la voz del Señor:
“Hija mía, esto es la Pasión de Cristo. Es una prueba, La tienes que pasar entera”.
Amparo, dice:
“Yo no lo resisto”.
Jesús le contesta:
“Si tú en unos segundos no lo resistes, ¿cuánto pasaría Yo, horas enteras en la cruz, muriendo por los mismos que me estaban crucificando? Puedes salvar muchas almas con tus dolores…”
Cristo entonces, le pregunta si acepta; a lo que Amparo le contestó:
“Con vuestra ayuda, Señor, lo soportaré”.
Este fue el comienzo de los hechos GRANDIOSOS de El Escorial. Después, vendría las Apariciones de la Virgen en Prado Nuevo y los cientos de mensajes recibidos. Las gracias derramadas en este bendito lugar han sido tantas, que se pueden demostrar viendo los frutos: Fundaciones y Asociaciones aprobadas por la Iglesia. Cerca de veinte sacerdotes ordenados. 8 Seminaristas que viven en comunidad en Prado Nuevo. Miles de conversiones. Cinco Residencias para ancianos, con 100 residentes. 300 miembros viviendo en Comunidad, entre las que están casi 100 Seglares Reparadoras al cuidado de los ancianos.
Y, sabiendo esto, podemos preguntarnos: ¿Esto es una Obra de Dios o no? ¿Está Dios metido por medio? Pienso, que ya son muy pocos los que lo dudan. ¡ES UNA OBRA DE DIOS! Nadie puede dar este abundante fruto sin la presencia divina.
Y lo que son las cosas de los hombres, tibios, ingratos, alejados de Dios, entre los que se encuentra mi “hermano pródigo”, andan diciendo: ¡Hay que velar por los niños que había hace 27 años cerca de Amparo!
Pero hermano, que esto es una Obra de Dios. Él ya se ha encargado de velar por ellos, que se desarrollen bien y sanos, y así descubres que aquellos pocos niños que estuvieron cerca de Amparo, son ahora hombres y mujeres hechos y derechos, algunos casados, otros solteros o religiosos, equilibrados y buenos hijos de Dios. No han sido absorbidos por el mundo.
(Jn. 15,19): “Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, sino que Yo os escogí del mundo, por eso el mundo os aborrece”.

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